[2] Ferrer Guardia recogió la tradición moderna iniciada por Rousseau en el siglo XVIII —contraria a la autoridad y a la cosmovisión religiosa—, para adaptarla al anarquismo y el librepensamiento que florecía en las ciudades industriales.[1] Sus padres, Jaume Ferrer y Maria Àngels Guàrdia, eran campesinos acomodados, propietarios de la masía Boter (Coma Clara).Apoyó en 1886 el pronunciamiento militar del general Villacampa, partidario de Ruiz Zorrilla, cuya finalidad era proclamar la República, pero al fracasar este tuvo que exiliarse en París, acompañado de Teresa Sanmartí, con la que tendría cuatro hijos.Este tiempo lo aprovechó para concebir los conceptos educativos anarquistas que luego aplicaría en España en sus proyectos, y conoce a un grupo de anarquistas y anarcosindicalistas (Jean Grave, Jean Jaurés, Federico Urales o Anselmo Lorenzo), que le influyen decisivamente en su pensamiento.En ese círculo conocería a Soledad Villafranca Los Arcos que desde finales de 1905 hasta su muerte sería ya su compañera,[8] a la que legaría la Escuela Nueva de "Mas Germinal".[9] La Escuela Moderna promovida por Ferrer funcionó intermitentemente en Barcelona desde 1901 hasta 1909, período en el cual se clausura repetidas veces y sufre la persecución de los sectores políticos y religiosos más conservadores de la ciudad.Siguiendo una pedagógica similar a su contemporánea, la Institución Libre de Enseñanza, en sus aulas no se impartían enseñanzas religiosas, pero sí científicas y humanistas, se fomentaba la no competitividad, el pensamiento libre e individual (es decir, no condicionado), el excursionismo al campo y el desarrollo integral del niño.[10] Partidario de la huelga como arma revolucionaria, editó el periódico La Huelga General, hasta que en 1906 Mateo Morral, traductor y bibliotecario de su centro educativo, perpetró el atentado frustrado contra Alfonso XIII.[16] La propia hija de Ferrer le envió una carta al rey Alfonso XIII pidiendo clemencia para su padre, pero no obtuvo respuesta.[19] La reacción al proceso contra Ferrer Guardia provocó una gran agitación en la intelectualidad extranjera,[2] si bien en la contraparte española no habría apenas eco,[20][21] contando Ferrer eso sí con el apoyo de personajes como Joan Maragall, Gabriel Alomar[21] y Luis Simarro, autor este último de El proceso Ferrer y la opinión europea (1910).[21][24] El proceso contra Ferrer ha llegado a ser interpretado en clave de caso Dreyfus español.[29] Además de la Fundación Francisco Ferrer i Guardia situada en Barcelona, diversos emplazamientos públicos e instituciones culturales y educativas llevan su nombre, como un Instituto de Educación Secundaria en Sant Joan Despí y otro en Valencia.
Protesta en
París
por la ejecución de Ferrer Guardia (17 de octubre de 1909).