No es fácil imaginar en pleno siglo XXI cómo pueblos aislados se veían comunicados con el exterior gracias a aquellas carreteras con un trazado que hoy vemos sinuoso pero que en aquel tiempo permitían remontar los puertos a los vehículos de pequeña potencia.
Fue así como, una vez conocido el viaducto sobre el río Sitter en Suiza, pensó trasladarlo a la ciudad del Turia.
Pero también, una obra de arquitectura por sus acabados en los ocho pilares en piedra blanca y con una rica ornamentación en hierro forjado en su barandilla.
Pero, no lo olvidemos, en el siglo XXI constituye un magnífico paseo ciudadano abierto a los peatones y ha permitido que la muela de Pinilla siga creciendo hacia el futuro del Palacio de Congresos o Dinópolis.
En agosto de 1926 su destinó cambió a la recientemente creada Confederación Hidrográfica del Ebro donde trabajó con Manuel Lorenzo Pardo.