Durante su administración, el teniente a su cargo, José Joaquín Moraga, construyó el presidio de San Francisco, después de que el lugar fuese elegido por Juan Bautista de Anza en 1776.
Neve recomendó al virrey de la Nueva España fundar un pueblo allí donde el padre Juan Crespí había convivido con los indígenas de la zona.
Durante su permanencia en la ciudad, tuvo varios desacuerdos con fray Junípero Serra en relación con la secularización de las misiones y la redistribución de tierra a neófitos y soldados.
El buen hacer de Neve como gobernador provincial le valió ser nombrado comandante general de las Provincias Internas, esto es, la principal autoridad de todas las provincias del norte, incluidas las Californias.
Sucedió en el cargo a Teodoro de Croix y le duró hasta su muerte en 1784.