Federico Victoria de Lecea Mazarredo

De la unión nacieron cinco hijos: Eduardo, Federico, Leonor, Leonardo y Manuel.

En Eduardo recayeron los honores, vínculos, mayorazgos y patronatos de la casa.

Elegido diputado provincial en 1836, renunció al cargo, pero en la Junta General celebrada el 11 de diciembre de 1839 accedía a la máxima institución provincial, por el bando oñacino.

Se acordó interponer una demanda judicial por atacar las instituciones del país.

Entre los años 1854 y 1855 desarrolló una intensa labor en diversas comisiones de las Juntas Generales, en especial en las de beneficencia y reglamento interior, con lo que parece que tuvo que simultanear su quehacer juntero, como veremos, con su condición de diputado a Cortes en el bienio progresista.

Formó parte de diversas comisiones pero su participación en los debates parlamentarios fue mínima.

El acuerdo tomado fue el de guardar silencio a no ser que fuesen atacados los fueros vascos, solicitando asimismo una audiencia con el presidente del consejo de ministros para ponerle al corriente de la conducta adoptada por los diputados vascos.

Orientó sus iniciativas e inversiones hacia el impulso de la industrialización siderúrgica, las actividades navieras y del ferrocarril.

Colaboró en el desarrollo del eje económico Asturias-Vizcaya, o lo que es lo mismo, hulla-mineral de hierro.

El apellido Victoria de Lecea sobresalió igualmente en los círculos socioculturales bilbaínos.