Fachada ventilada

Sobre la fachada del edificio (hoja interior) se ancla una subestructura metálica destinada a soportar la hoja exterior de acabado, así como una capa de aislamiento, mediante espigas plásticas o mortero adhesivo.

Una vez colocada la capa aislante, se monta la hoja de acabado.

Las juntas entre estas placas son abiertas, permitiendo el flujo de aire.

Las placas exteriores pueden ser de diversos materiales: piedra, madera, fibrocemento,[1]​ paneles sándwich, pizarra,[2]​ etc.

La hoja exterior también amortigua los cambios de temperatura tanto en el aislante térmico como en el impermeabilizante, prolongando su vida útil.

Circulación del aire