Fabiola Letelier

Vivió su primera infancia en Temuco y luego, por el trabajo de su padre, su familia se traslada a Santiago, e ingresa a realizar su enseñanza escolar al Liceo Nº1 Javiera Carrera.

Ambas áreas tratadas desde la perspectiva de los derechos humanos que ya en los años 60’ se desarrollaba y comenzaba a materializarse en distintos organismos e instrumentos de derecho internacional.

Primero como abogada externa, luego como parte de la planta permanente del comité.

Con José Zalaquett como coordinador del área jurídica del comité, inicialmente los abogados internos (de planta y jornada completa) fueron Marcos Duffau, Antonio Raveau, Fernando Guzmán, Sergio Concha, y Antonio Cancino.

Entre los abogados externos (a honorarios) inicialmente estaban Fabiola Letelier, Roberto Garretón, Andrés Aylwin, Hernán Montealegre, Jaime Lazo, Héctor Valenzuela, Jorge Molina, Sergio Fernández Farías, Rosemarie Bornand, Eduardo Melo, Jorge Sellon, Gastón Harrison, Héctor Paul, Rolando Gaete, Graciela Rafart, Carlos Kunsmuller, Carlos Pizarro.

Los procuradores fueron: Verónica Matus, Gloria Torres, Álvaro Varela y Fernando Zegers.

Si su experiencia en el trabajo internacional la llevó a formarse e identificarse como una mujer de izquierda, fue el trabajo diario tanto en el Comité Pro-Paz como en la Vicaría de la Solidaridad, donde Fabiola Letelier realmente se formaría como abogada.

Fabiola Letelier estuvo presente en todas las etapas de juicio como los alegatos finales en la Corte Suprema.

[16]​ En el año 2015 participó en el caso Eugenio Berríos exagente de la DINA, asesinado por sus excompañeros, este caso identificó los vínculos entre los militares chilenos, militares uruguayos y los funcionarios de inteligencia, vigentes aún en plena democracia.

Del evento quedó un registro audiovisual realizado por el Museo de la Memoria.

Fabiola Letelier desarrolló un estrecho vínculo y amistad con la congregación jesuita representada en el Padre José Aldunate, razón en virtud de la cual la misa tras su velorio se realizó en la Iglesia San Ignacio, ubicada en la comuna de Santiago, lugar donde trabajaron sus amigos y compañeros.