Fósil guía

Un fósil guía, fósil índice o fósil característico es un resto paleontológico cuya presencia puede servir para datar con cierta precisión la unidad estratigráfica en la que se encuentra debido a que son particulares o exclusivos de una determinada época de la historia geológica.[1]​[2]​ Los fósiles guía y otros indicadores bioestratigráficos deben ser de fácil identificación, tener distribuciones geográficas extensas, ser abundantes, no depender de las facies sedimentarias, experimentar una evolución rápida (cambian su aspecto más rápido que otros organismos) y permanecer durante cortos períodos (en términos de tiempo geológico).Empíricamente se ha demostrado que los mejores fósiles con utilidad bioestratigráfica son los ammonoideos, graptolitos, conodontes, foraminíferos y otros fósiles planctónicos o nectónicos, aunque algunos grupos bénticos son útiles también.Los estudios tafonómicos permiten determinar la presencia de casos de transporte post mortem o fósiles resedimentados o reelaborados, para evitar posibles malinterpretaciones del registro fósil (fósiles procedentes de organismos que vivieron en paleoambientes o edades diferentes a los de formación del sedimento que dio lugar a la roca que los engloba).Ejemplos de fósiles característicos son los braquiópodos paleozoicos cuya evolución permite establecer las biozonas del Devónico inferior; papel similar lo realizan los graptolitos en el Silúrico superior.
Fósiles de graptolitos.