Fábrica de loza La Segoviana

La primera industria dedicada a loza en ese lugar fue fundada por el segoviano Melitón Martín y Arranz en el año 1861, quien levantó el edificio sobre las antiguas ruinas de una fábrica textil que había sido destrozada por un incendio en el primer cuarto del siglo XIX.

Entre los vecinos de Segovia y alrededores se contabilizan 170 obreros empleados en la fábrica.

[2]​ A partir del fallecimiento de Manuel Vargas, heredó la dirección de la misma, su hija, pasando a llamarse la fábrica «Hija de M. Vargas», nombre que se cambió a «Gil Vargas», cuando pasó la dirección a Concepción Gil Vargas y su marido Juan Gil Escorial entre los años 1936 y 1969.

La fachada de su taller llamado por el propio artista «Laboratorio», fue realizada con cerámica toda su decoración por Zuloaga, apreciándose en ambos lados de la entrada dentro de unas cartelas ovaladas los retratos elaborados en grisalla azul cobalto del ceramista Bernard Palissy y del químico Antoine Lavoisier, rodeados con grandes motivos ornamentales de estilo renacentista, realizados con grutescos y candelieri.

Su estancia y colaboración con la fábrica de los Vargas, terminó por algunas desavenencias entre ambas partes, el año 1906.

Marca de la fábrica Vargas.
Portada de un catálogo promocional de la fábrica, pintado por Daniel Zuloaga en 1904.
Laboratorio de Zuloaga en La Segoviana, decorado por él mismo.