La exposición contó con un recinto de 9.000 metros de superficie, y a ella acudieron ocho países diferentes, entre los que se encontraron Alemania, Francia, Suecia, Noruega, España y Portugal.
La idea de organizar el certamen surgió en 1880 por parte de la prensa española, fue impulsada por el entonces Ministro de Fomento, José Luis Albareda y Sezde, y tuvo como finalidad fomentar y dar a conocer la industria minera española tanto dentro como fuera del país.
Junto a este se encontraba un edificio anexo, donde se localizaba la mayor parte de la exposición; el Pabellón Real y el depósito o galería principal de máquinas, y bordeando el conjunto, los pabellones particulares.
El lago desembocaba en una rocalla con una cascada de cierta altura, y sobre ella se edificó el Pabellón Real.
Las condiciones meteorológicas supusieron un gran inconveniente, y los diferentes pabellones tuvieron que construirse bajo nieves, lluvias y vientos, hasta el punto que se cerró la exposición durante los meses de verano para finalizar las obras y volver a abrir la muestra el 8 de septiembre.