Histórica y mitológicamente, muchas culturas practicaron el abandono de los recién nacidos, antes que matarlos.[1] En la Antigua Roma, al nacer el niño, se le depositaba en el suelo de la casa.[2] En Roma estaba la columna lactaria, ahí las madres llevaban a sus hijos por un principio de superstición.La canasta, cesta, caja o receptáculo no significa otra cosa que el contenedor del niño, el útero...Además, según Rank, estos mitos ejemplifican la tensión psicológica natural entre padres e hijos.