Para que una prueba sea admisible, debe tender a probar o refutar algún hecho controvertido en el proceso.
[2] Sin embargo, si la utilidad de esta prueba se ve contrarrestada por su tendencia a provocar que la persona encargada de determinar los hechos desapruebe a la parte contra la que se presenta por alguna razón no relacionada, no es admisible.
Si la prueba es documental, la parte que la presenta debe poder demostrar que es auténtica, y debe poder demostrar la cadena de custodia desde el autor original hasta el poseedor actual.
v. Carmichael amplió posteriormente el análisis Daubert para incluir todos los testimonios de expertos.
En algunos sistemas jurídicos no democráticos, los tribunales funcionan de hecho como órganos de quienes detentan el poder, y las normas sobre pruebas están diseñadas para favorecer sus intereses.