Según múltiples entrevistas documentadas en diferentes medios,[6] el propio Evaristo describe ese encuentro como la escena de una película.
[8] Según el relato de Evaristo,[9] por casualidad, un día cualquiera, mientras Pontecorvo iba a San Basilio de Palenque, vio en la carretera a Evaristo Márquez, un joven negro con clase y de músculos marcados, que iba sobre una yegua arreando ganado.
“Y me dijeron: el director se enamoró de usted para que haga un trabajo en una película.
Cuando llegué al puente, rato después, me dicen: párese allá, de frente, y cuando yo le diga acción, se viene caminando con la yegua.
[10][11] Con el declive de su carrera cinematográfica, Márquez volvió a trabajar como pastor.