Eutiquio (exarca)

Cuando Tiberio Petasio se llegó a proclamar emperador en Tuscia en 730, Eutiquio a falta de un ejército adecuado, pidió ayuda al papa Gregorio, que ordenó al ejército romano que lo ayudara a sofocar la rebelión, hasta la muerte de Petasio al año siguiente.

[2]​[5]​ El conflicto con los lombardos terminó en desastre en 737, cuando la capital del exarcado, Rávena, fue capturada por Liutprando.

Sin embargo, Zacarías marchó hacia el norte, a la capital lombarda de Pavía, y convenció a Liutprando de que abortara la expedición y devolviera parte del territorio que había capturado.

En 743, Liutprando marchó sobre Rávena, y Eutiquio estaba tan empobrecido para luchar, que él, el arzobispo Juan V de Rávena, y los ciudadanos más importantes de la ciudad, solicitaron al papa que interviniera.

'La visita del exarca rogándole al papa que lo salvara de los lombardos atestigua con más fuerza que cualquier otra cosa el debilitamiento total del exarcado y la transferencia efectiva de la autoridad en la Italia católica bizantina del gobernador imperial al papa', observa Jeffrey Richards.