Ducado de Roma

Al igual que otras subdivisiones bizantinas en Italia, fue gobernado por un funcionario imperial con el título de dux.

No obstante, el dominio efectivo sobre toda la Península duro poco, en 568 los Lombardos, dirigidos por su rey Alboino, abandonan sus antiguos territorios en los márgenes orientales del Danubio, e invadieron Italia conquistando gran parte del norte, centro y sur de la Península fugazmente, exceptuando las ciudades de Rávena (centro del distrito de la Pentápolis), Roma y los territorios del Lacio, Liguria, Venecia, Sicilia, Apulia, Calabria, Nápoles, Córcega, Cerdeña y una estrecha franja de tierras que conectaba Rávena y Roma (Ducado de Perugia).

Si esta conexión estratégica se rompía, era evidente que Roma y Rávena no podían mantenerse solos por un largo período de tiempo.

Sin embargo, Liutprando, suavizado por las súplicas del papa Gregorio II, le devolvió Sutri "como un regalo para los benditos apóstoles Pedro y Pablo".

Esto es incorrecto en la medida en que los Papas continuaron reconociendo al gobierno imperial, y los funcionarios griegos aparecieron en Roma por algún tiempo más.

Esto hizo que el Papa en 739 volviera por primera vez al poderoso reino franco, bajo la protección de la cual Bonifacio había comenzado sus exitosas labores como misionero en Alemania.

Carlos Martel respondió a la embajada y reconoció los regalos, pero no estaba dispuesto a ofrecer ayuda contra los lombardos, que lo estaban ayudando contra los sarracenos.

Formó una alianza con Liutprando contra Transamundo, y en 741 recibió a cambio los cuatro castillos como resultado de una visita personal al campamento del rey en Terni.

El exarca Eutiquio no tuvo otro recurso que buscar la ayuda del papa.

Tampoco carecía de importancia que estos distritos también debieran su rescate al Papa.