Sus inclinaciones artísticas le llevaron a destacar dentro de su profesión en el diseño y dibujo.Adoptó el formato 6 x 13 centímetros, en cuya medida realizaría casi toda su obra.Posiblemente, Adulfo Villanueva le debió ayudar a conseguir entrar en las clausuras de los monasterios, para realizar fotografías.El Estado español compró a su familia, en 1986, la mayor parte de las fotografías, incluyendo también unos dos mil negativos.Por ejemplo, en Aguilar de Campoo (Palencia), Soria, San Sebastián, Madrid y Barcelona.Otra placa recientemente donada por su nieto es una vista interior del laboratorio fotográfico de Eustasio Villanueva.Otras fotografías destacan por ser un testimonio histórico del estado en que se encontraban algunos monumentos.Sus fotografías están dotadas de una plasticidad tan intensa que, vistas desde nuestra perspectiva, casi nos parecen, más emparentadas con las antiguas estampas románticas, que con las fotos actuales, a las cuales frecuentemente su brillante colorido les resta la emoción y el misterio de las cosas entrevistas.Desde el punto de vista documental estas viejas imágenes fotográficas son insustituibles para quienes se dedican a la conservación del patrimonio.
Campanero de Burgos, en la torre de San Gil. Fotografía de Eustasio Villanueva, reconocida como una de sus obras maestras.
Fototeca del IPCE
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