En 1829 lo llevó a Madrid su abuelo paterno, decimotercer director de la Real Academia de la Historia, y allí estudió filosofía.
Tras concluir la carrera, volvió a La Rioja, pero como se hallaba revuelta por la primera guerra carlista, sus padres lo enviaron a Francia y en 1840 regresó.
Empezó a escribir en periódicos científicos y literarios y en el invierno de 1847 a 1848 participó en las sesiones literarias del Ateneo de Madrid.
Por ejemplo, la de Garcilaso de la Vega, primera sobre el poeta, contiene un apéndice con trece interesantes «ilustraciones», diecinueve documentos, siete árboles genealógicos y una carta facsímil de Garcilaso al emperador Carlos V, pero los documentos no están transcritos con los mismos criterios y abundan en lecturas incorrectas, aparte de que los documentos completos alternan con resúmenes de otros y en muchos casos no se facilita la signatura para su localización, si bien se indica que todos proceden del Archivo General de Simancas.
En la de Samaniego, por otra parte, da crédito a algunas habladurías locales.