La pareja tuvo un solo hijo, el duque Pedro Alexándrovich de Oldemburgo.
La princesa Eugenia y su marido eran particularmente conocidos por su gran filantropía por toda Rusia; tanto que, hacia 1914, se publicó en un periódico que "probablemente no había dos personas tan universalmente queridas como el duque y la duquesa de Oldemburgo".
La caza con caballos y equitación se convirtieron en pasatiempos que disfrutó durante toda su vida.
[8] Alejandro sentía compasión por su hermana, y prestó atención especial a los hijos de su primer matrimonio, quienes vivieron en San Petersburgo sin su madre.
Clay tuvo el honor de sentarse entre Eugenia y la gran duquesa Alejandra Iosifovna.
[15] En 1883, la pareja contrató al arquitecto Christopher Neysler para construir el Palacio de Ramon, una residencia que se parece a un castillo inglés de arquitectura gótica; fue completado cuatro años más tarde.
[16] Después de casarse con la gran duquesa Olga Aleksándrovna, la hija menor del emperador Alejandro III, en 1901, su único hijo tomó residencia en el palacio, y finalmente la pareja adquirió una propiedad adyacente para construir su casa propia.
[17] En 1902, un grupo de campesinos, molestos por las condiciones laborales, atacaron y prendieron fuego al palacio, causando grandes daños.
Esto provocó que las naciones cercanas propusieran a varios candidatos propios para ocupar el trono; entre estas naciones se encontraban Rusia y Alemania bajo los respectivos gobiernos del emperador Alejandro III y el canciller alemán Otto von Bismarck.
Eugenia fue considerada por fuentes contemporáneas como "la mujer más culta y amable que se podría conocer", mientras que Alejandro se ganó fama de ser un hombre con "mucho intelecto y carácter".
[12][21] Sus extensas donaciones ayudaron a costear y fundar escuelas técnicas, hospitales, orfanatos, así como otras instituciones filantrópicas por toda Rusia.