Cuando los estadounidenses, bajo el mando del general Stephen Kearny, llegaron a Nuevo México en agosto de 1846 no encontraron las legendarias y fabulosas ciudades que esperaban.James Bennett, un dragón estadounidense, describe Las Vegas (Nuevo México) como «una gran pila de ladrillos sin hornear» y añade: «Al examinar más de cerca todo lo que había en la ciudad era sucio y asqueroso... con miserables y sucias calles semejantes»,[3] mientras que Mora fue descrito por otro soldado estadounidense, Frank S. Edwards, como que consistía en «unas cuantas chozas de barro», continuando: «nada podría ser más desalentador para mí, destinado a permanecer un año entero en territorio mexicano, que la primera vista de este pueblo».[6] Los anglos intentaron introducir el estilo del neogriego en la arquitectura vernácula que encontraron en Nuevo México.Con frecuencia, los albañiles colocaron los ladrillos de tal manera que produjeran dentellones en las hileras.Para simular incluso más la apariencia del neogriego, los angloamericanos reemplazaron las columnas de tronco de árbol redondo empleadas por los constructores hispanos por otras cuadradas, típicamente con esquinas biseladas, que a menudo se adornaban con molduras para simular capiteles y cimentación.
La casa territorial más antigua que se conserva en
Santa Fe
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