Debido al parecido entre la estibina (SbH3) y la arsina (AsH3), es posible detectar la primera mediante la Prueba de Marsh.
En 1837, Lewis Thomson y la compañía alemana Pfaff descubrieron de forma independiente la estibina.
La estibina es un gas inestable e inflamable; resulta altamente tóxico, con un DL50 de 100 ppm en ratones.
Por suerte, la inestabilidad del compuesto conlleva que apenas exista de forma natural en la atmósfera.
[4] La estibina se une a la hemoglobina presente en los eritrocitos originando la destrucción de los mismos.