Su abuela paterna fue Teodosia Montoya, quien era reconocida por saber de memoria cuentos didácticos, que fomentaban los valores morales entre sus muchos nietos.
Gran parte de su infancia transcurrió en Guanajuato, Tlaxcala, Matamoros y San Luis Potosí.
Con todo y tan ambiciosos e importantes proyectos, Estefanía tenía preferencia por dedicar su tiempo al kindergarten.
Posterior a la inauguración del plantel de Ciudad Victoria siguieron creándose más planteles dentro del estado de Tamaulipas, como en Tampico, Nuevo Laredo, Matamoros y Tula.
Una vez dictaminado y aprobado el proyecto de Castañeda se la comisiona para llevarlo adelante.
También exponía la psicología del niño mexicano de acuerdo a lo que conocía y reconocía en la época.
En este proyecto se ven reflejados sus conocimientos en torno a la educación de los niños pequeños.
Con base en todo ello se creó el primer kindergarten en la Ciudad de México, el núm.
No se sabe con certeza si éstos se convirtieron en la sociedad de padres y madres de familia o simplemente la idea migró hacia imágenes más modernas en donde los padres y la escuela tienen un lugar diferenciado.
En 1908, sin retribución económica, la maestra Castañeda imparte cursos por las tardes a jóvenes para prepararse y ocupar puestos como educadoras en las escuelas de párvulos, la situación económica le impide realizar estos cursos dentro de una institución, por lo que lo hace en su propio espacio habitacional.
Cabe decir que la maestra Estefanía (en entrevista directa a su sobrina Luisa Castañeda por parte de Candelario Reyes) vivía en un lado y otro, generalmente se le brindaba un lugar para vivir con otras mujeres-maestras que hacían un reconocimiento a su labor, no obstante, ella generalmente regresaba a una modesta habitación que se le rentaba a manera de “abonada”, es decir, un lugar en donde se le hacían todos los servicios domésticos y se le daba comida por una módica suma.
Dos años después, en 1914 se le designa representante de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes para asistir a la reunión anual de la International Kindergarten Unión que se llevaría a cabo en Springfield, Massachusetts, Estados Unidos, aunque dicho viaje no se realizó debido a que en Veracruz se suspendió la salida del vapor que la llevaría a dicho destino.
Posrevolución Entre 1915 y 1919, existe una laguna documental en relación con las actividades de Estefanía, se infiere que aproximadamente en 1916 siguió junto con otras maestras a Venustiano Carranza cuando hizo su cuartel general en Veracruz.
Por esos mismos años la maestra Estefanía viaja a Estados Unidos y Honduras y está muy activa dictando conferencias, llevando a cabo clases-muestra o lecciones modelo para las mujeres que querían formarse como educadoras.
Después de haber trabajado durante esos años en Estados Unidos y en Honduras, Estefanía volvió a México en 1920.
En 1921, surge la primera iniciativa para cursar el kindergarten de manera obligatoria para toda la República, la maestra Estefanía presenta la solicitud ante la Cámara Legislativa.
Por cierto, su participación al frente del seminario no tuvo remuneración sino hasta 1934 cuando consiguió una subvención por parte de la Universidad Nacional.
Desde luego, y en otros casos, había maestras que no podían siquiera sostenerse de manera digna y, por tanto, dejaban de ejercer la docencia para dedicarse a otros menesteres que les brindaran una estabilidad económica.
Esto permitiría hacer del pequeño alumno una persona libre, fuerte y consciente.
Castañeda afirmó que un jardín de niños no es un lugar donde los niños estén "aprisionados en la sala de clase con las manos inmóviles sobre los pupitres, las miradas vagando en el espacio, temerosos, callados y tristes".
Para ella, la vida al aire libre era fundamental para los niños, a quienes no les gustaban los juegos y actividades sedentarias.
No obstante, Castañeda reconocía que, debido a las inmensas necesidades del país en materia de educación y a las restricciones presupuestarias que afectaban a la educación pública mexicana, sería más razonable concebir jardines de niños que funcionasen en simbiosis directa con establecimientos escolares.
Estos jardines de niños podrían compartir instalaciones con las escuelas, como un salón para realizar trabajos domésticos (cocinas, aseo personal, limpieza), un hangar o un corredor para trabajos manuales, una sala de juegos y, finalmente, una hortaliza o un gallinero.
Primero, la educación impartida debía aprovechar las aptitudes naturales de los párvulos para favorecer su desarrollo e iniciarlos en la vida social.
Estos autores, junto con el maestro Cervantes Imaz y María Montessori influyeron en su enfoque pedagógico.