Constituyen uno de los elementos más espectaculares y la última etapa del megalitismo en Córcega.
Esta teoría explica la aparición de los yacimientos estatuarios-menhires y fortificados torreanos en Córcega, que constituyen nuevos elementos que marcan una ruptura al final de la Primera Edad del Bronce, como prueba del conflicto que habría enfrentado a la población autóctona con invasores de origen shirdano, quienes, tras su derrota hacia el 1200 a. C. a manos de Ramsés III, se habrían extendido por las costas del Mediterráneo, en particular Córcega y Cerdeña.
[3] Alrededor de un centenar [7] de estatuas-menhires (96 estatuas-menhires y 14 menhires-estelas,[nota 1][8] se han registrado en la isla, donde se extienden por casi toda la isla, aunque hay una alta densidad en el sur, desde la costa hasta la media montaña, con preferencia por las zonas abiertas (mesetas, valles).
[4] Su gran homogeneidad estilística refleja una codificación iconográfica común a todos los grupos humanos de la isla.
La boca está sistemáticamente representada,[9][4] cerrada por una simple línea horizontal o abierta por una forma ovalada hueca.
[11] Las orejas a veces están presentes [7] de forma prominente (Niolu-Sagona, Nebio) o más cortas (grupos suroccidentales).
[11] Casi todas las estatuas presentan un engrosamiento en la parte superior de la cabeza, reconocido sucesivamente como casco, tocado o cabellera, pero solo tres estatuas-menhires presentan huecos en las sienes que, según Roger Grosjean, estaban destinados a albergar verdaderos cuernos.
[9] Estas armas están grabadas o esculpidas en bajorrelieve, pero estos atributos también pueden haber sido representados de otra forma en el pasado (pintura), ya que se han descubierto varias estatuas-menhires con restos de coloración roja (Cauria, Filitosa).
[11] Casi todos los monumentos se erigieron en relación con la topografía, cerca de rutas de paso (vados, pasos) [11] o en conexión con manantiales o humedales (Rinaghju, I Stantari, Apazzu, Palaghju) [4] bien drenados.
[14] La aparición contemporánea de construcciones defensivas (castelli, torres) y las representaciones de individuos armados evocan el malestar social que vivían las pequeñas comunidades humanas asentadas en la ribera mediterránea en aquella época.