Fue diseñada por el escultor cubano Juan José López, quien había sido invitado a trabajar en el proyecto por las autoridades norcoreanas, y fue erigida en la Plaza de la Victoria en Pionyang, que es un lugar simbólicamente significativo para la ciudad.
A la izquierda de la figura, aparece un hombre y una mujer, representando al pueblo trabajador que, al igual que el caballo mitológico, debe avanzar sin descanso hacia el logro de los ideales del régimen.
A través de la figura del caballo, se transmitió el mensaje de que el pueblo norcoreano, al igual que el animal mítico, debía esforzarse al máximo para lograr los objetivos del país.
La estatua refleja también la glorificación del trabajo colectivo y la unidad bajo el liderazgo de Kim Il-sung.
En los años posteriores, la estatua fue utilizada en diversos actos públicos como un recordatorio constante de los ideales del país.