El estadio se levantó sobre el velódromo del Club Ciclista de San Sebastián.[3] Durante 40 años estuvo al cuidado del campo un conserje exjugador de la Real Sociedad de Fútbol, el pasaitarra Amadeo Labarta Rey, que junto a su esposa Sabina tenía su vivienda dentro del estadio.En la década de 1960 un aficionado (Patxi Alcorta) ideó una manera singular de avisar del resultado del partido a los pescadores (arrantzales en euskera) que estaban faenando en la costa y no podían seguirlo.Todos, sin excepción, se quedaban esperando el sonido del segundo para después retomar el paso.En la temporada 2006-2007 el club recuperó esta singularidad, ahora bajo la responsabilidad del hernaniarra Juan Iturralde.[5] En el adiós del estadio se hizo público su secreto más inconfesable: su terreno de juego no era un rectángulo, sino un trapecio.
Inauguración del Estadio de Atocha en 1913
Oceano marca el último gol oficial del Estadio de Atocha, en partido frente al CD Tenerife, el 13 de junio de 1993
Amadeo Labarta, conserje de Atocha durante 40 años, vivía dentro del estadio, sobre las taquillas.