Con un aforo de 20,062 localidades, se convierte en el único recinto deportivo construido en la ciudad en los últimos 50 años.
El Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador tiró la “primera bola”, quien fue recibido por el público con abucheos y rechiflas.
[5] Los lanzadores abridores fueron Arturo López por Diablos y Ryan Weathers por Padres.
Si es cierto que el objetivo era construir un estadio en donde se pudiesen albergar juegos de Grandes Ligas, también se buscó dotar al inmueble de una identidad mexicana que lo distinguiera.
[8] La reja que circunda el nuevo estadio de los Diablos Rojos es una obra creada por el maestro Francisco Toledo a petición del dueño de los Diablos Rojos del México, Alfredo Harp Helú.
El sistema de pantallas gigantes es notorio desde el primer acercamiento al Estadio Alfredo Harp Helú, ya que justo en la entrada principal se presenta una innovadora pantalla traslúcida de enormes dimensiones.
Y el galardón al “Jugador Más Valioso” fue para Ramiro Peña, de Monterrey.