Estación de tránsito

Claude Lewis, le comenta al Doctor Erwin Hardwicke, la asombrosa existencia de un hombre que, teniendo ciento veinticuatro años, aparenta solo una treintena.

Enoch se había convertido en el único hombre que conocía la existencia de vida extraterrestre.

Dos nuevos personajes visitan al protagonista: David (el amigo ideal) y Mary (la conjunción de todas las mujeres importantes para Enoch).

Enoch niega haber secuestrado a la chica, pero la necedad del padre es tal, que decide asaltar la casa con un hacha, y lógicamente le es imposible.

Lewis, decide desvelarle su verdadera personalidad a Enoch, y se confiesa como el culpable de la desaparición del cadáver extraterrestre.

Y por otro lado, la humanidad amenazaba con otra guerra a escala mundial, por lo que Ulises le plantea al protagonista una posible solución: un método por el cual todos los humanos quedarían incapacitados para comprender y reproducir los elementos de la tecnología moderna.

Enoch decide refugiarse en la estación y evadirse optando por practicar su afición del tiro al blanco.

Curiosamente, esta recupera un objeto portado por la criatura, y que, en contacto con ella, emite una luz muy intensa.

El segundo les advierte de que una muchedumbre enfurecida se dirige a la estación.

Tras esto, Ulises expone la necesidad o preferencia de llevarse a Lucy como portadora y custodio del Talismán.

Ahora ya no se encontraba tan solo, puesto que podía hablar abiertamente con los terrícolas así como con los extraterrestres.

Decide ponerse a trabajar, y Mary, la ilusión creada artificialmente por su mente, se le aparece.