Charles Joseph Dumas-Vence y otros manejaron sus barcos con ellas al perder sus timones en alta mar.
Si el barco lleva dos hélices gemelas para su propulsión, la pérdida desde el punto de vista del gobierno de la nave, es sin gran importancia, ya que con las hélices movidas una con respecto a otra con distintas velocidades o velocidades contrarias, se puede dirigir la proa en la dirección que se desee.
Al entrar de uno de esos improvisados guardines y filar del otro, la verga se inclina hacia el lado del primero, y la resistencia que el agua ofrece a su movimiento crea una fuerza que produce el mismo efecto que la pala del timón girada hacia la misma banda.
La parte más delicada del guarnimiento de esta espadilla es su unión al barco en el extremo que por así decirlo queda articulada.
La espadilla queda formada, pues bastará girar la citada rueda para que, si los cabos se arrollan en ella en sentido inverso, uno se cobre y se file del otro, haciendo el primero que la tina que él maniobra gire, presente su concavidad al agua, sobre la cual es arrastrada, y cree una resistencia que al no ser equilibrada por la de la otra banda, cuyo flojo guardín permite caminar sin volverse da lugar a un momento de evolución del buque.