Dos informes[1][2] del siglo XIX dicen que la esfera finalmente explota, dejando un olor a azufre.
Los datos científicos sobre los rayos globulares naturales siguen siendo escasos, debido a su poca frecuencia e imprevisibilidad.
Las descargas tienden a flotar o deslizarse en el aire y adoptan una apariencia esferoidal.
En algunas ocasiones la descarga parece ser atraída por un objeto, mientras que en otras se mueve en forma aleatoria.
Los rayos globulares normalmente aparecen durante tormentas eléctricas, y han sido observados en lugares diversos.
[cita requerida] El explorador ruso Vladimir Arséniev (1872-1930) testimonia un fenómeno semejante en Siberia, en 1908, en su obra En las montañas de la Sijoté-Alín.
Debido al desconocimiento del fenómeno durante ese período, los pilotos los llamaron foo fighters.
Se han hecho muchos intentos para crear rayos globulares en laboratorios, y algunos han resultado en fenómenos superficialmente similares, pero no hay demostraciones convincentes de que el fenómeno natural haya sido reproducido.
Una hipótesis popular postula que el rayo globular es un plasma altamente ionizado contenido por campos magnéticos autogenerados.
Puede haber, sin embargo, formas especiales de plasma para las cuales los argumentos anteriores no se aplican completamente.