Las Escuelas de cirugía plástica argentinas se iniciaron a mediados del siglo XX y se constituyeron en hospitales que contaban con servicios de la especialidad y con cierta infraestructura.
Debían acreditar trayectoria y experiencia en cirugía general o traumatología, tener conocimientos de idiomas (preferentemente el inglés) y aprobar un examen de ingreso.
El alumno luego de completar los tres años y habiendo rotado semestralmente por todas las sub-especialidades, lograba una formación integral en la especialidad.
Así egresaba con el título de cirujano plástico, habilitándolo para ejercer la profesión.
El primer plantel docente estaba conformado por Fortunato Benaim en la unidad de quemados en el Instituto del Quemado; Néstor Maquieira en cirugía plástica de miembros y manos (inclusive microcirugía) en el Hospital Castex de San Martín; Flavio Sturla en cirugía maxilofacial en el Hospital Aráoz Alfaro de Lanús; Oscar Mallo en cirugía infantil en el Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez; Enrique Gandolfo en cirugía plástica oncológica en el Hospital Municipal de Oncología Marie Curie y Raúl Fernández Humble en cirugía estética en el Hospital Pirovano.