Sus miembros recibían el nombre de megáricos, disputadores o dialécticos.
La influencia socrática les movió a buscar la verdad, identificada con el bien, planteando un problema ético-gnoseológico.
Identificaron entonces el Dios benevolente, inteligente y justo de Sócrates —idea que precedía al monoteísmo— con el ente único e inmutable de Parménides y lo llamaron Dios, sabiduría o justicia, adquiriendo ya la pregunta un carácter metafísico propio de la escuela eleática.
La erística fue decayendo hasta convertirse en una verborrea sin sentido, usando silogismos como: "Tú tienes lo que no has perdido.
El término despectivo de sofista como "sabidillo" —siguiendo la raíz griega σοφιστής (sofistes) hasta σοφία (sofía, "sabiduría")— los definía claramente por su afinidad por las paradojas y la sutil elocuencia lógica que dominaban virtuosa y casi prepotentemente.