Escuela de Artes y Oficios para Mujeres

Su objetivo principal era formar a la mujer como un agente productivo para la nación en términos económicos, y morales, como educadora de cuerpos sanos para el progreso del país.

Sin embargo, el proyecto de la apertura de una escuela secundaria para niñas se vio nuevamente con un problema, pues dadas las circunstancias políticas este quedó en suspenso durante el paréntesis del Segundo Imperio Mexicano, cuando el gobierno pasó como desapercibido este proyecto.

[1]​ El proyecto pronunciado por primera vez por Comonfort en 1856 y posteriormente por Juárez en la Ley de Instrucción Pública del 61 y del 67 por fin se concretó en 1869, pues se inauguraba la primera escuela secundaria oficial para mujeres a nivel nacional.

Su futura directora era María Belén Méndez y Mora se comprometía de manera formal a “moralizar a las alumnas y brindarles una ocupación en la sociedad […] se formarían mujeres honestas, instruidas y ahorrativas, se prepararían obreras útiles, que desempeñarían su trabajo con la seguridad que les otorgaba su aptitud”.

[3]​ Al principio la EAOM no tenía los recursos suficientes para recibir a tantas mujeres, ni contaba con las normas de seguridad e higiene que una institución educativa debía tener, por lo solo que se impartían muy pocas materias tanto teóricas como prácticas.

Además el Gobierno había encontrado “un medio poderoso de moralizar al pueblo, inspirándole amor al trabajo”,[4]​ todo esto a través de la educación que se le brindaba a la mujer puesto que en ella recaía la responsabilidad moral de educar buenos cuerpos sociales para el progreso del país.

[4]​ La participación de las mujeres en la esfera productiva significó la intención del gobierno de brindarles casi las mismas oportunidades que se les daban a los hombres para aprender algún oficio, aunque con diferencias en la manera y en los objetivos.

La distinción entre un sexo y otro en cuanto a sus “aptitudes” para realizar tal o cual trabajo se vieron muy marcadas en este tipo de educación; en el caso de las mujeres, la escuela de Artes y Oficios siempre buscó las materias más apropiadas para el “bello sexo”, haciendo que la mujer aprendiera a trabajar manualmente en las labores consideradas cien por ciento femeninas.

[2]​ El primero vocal de la Junta Directiva fue Guillermo Prieto, “quien recibió del señor Escandón 500 pesos para que los invirtiese en lo “más conveniente y necesario”.

[5]​ Se anularon también talleres que eran de carácter poco femenino como “doraduría, relojería, zapatería y otros”[5]​ y se sustituyeron sin mucho éxito por la materia de farmacia práctica, que para 1907 tenía inscritas solo a 20 alumnas.

[5]​ En 1908 se inauguró una nueva sede, que contaba con tres pisos y una administración y un profesorado casi por completo del sexo femenino, además de directora, la señora Mercedes McGregor viuda de Flores Alatorre.