Durante el período colonial y la época posterior a la independencia, así como durante todo el siglo XIX y gran parte del siglo XX, el escudo utilizado para Yucatán fue el que actualmente corresponde al de la ciudad de Mérida.
[2] Posteriormente se emitió un decreto que fue promulgado y publicado en el Diario Oficial del Gobierno del Estado con fecha 30 de noviembre de 1989.
Considerando el ejecutivo del estado que el carácter definitivo y perpetuo del conjunto simbólico, debe ofrecer un mensaje intemporal y válido en cualquier tiempo presente y futuro y no quedar sujeto a ninguna confrontación ideológica de carácter histórico, político o religioso, propuso que en el escudo hubiera elementos representativos de los reinos naturales; un Henequén –verdadero milagro ecológico– afirmado sobre un suelo de lajas calcáreas, un Venado que es figura señera de los montes de Yucatán, y un Sol, implacable, de rayos abrasadores como símbolo cósmico.
El escudo de Yucatán también debe ostentar, dice la iniciativa:
Para dar sobriedad al moderno escudo, se propuso el uso de dos esmaltes: el verde que es el color del campo y de la ecología, y el oro que es el esplendor de la tradicional riqueza cultural yucateca.