En este estudio Jovellanos recapitulaba la historia de los diferentes blasones que se atribuyeron al Principado por diversos autores y realizó una propuesta que a la postre sería determinante para su difusión en el tiempo y posterior adopción oficial.
Estas armas fueron difundidas hasta el siglo XVIII en diferentes obras impresas, fundamentalmente de carácter cartográfico, y llegó a reproducirse en la L'Encyclopédie de Denis Diderot.
El heraldista Vicente Castañeda consideró que se trataba de las armas del Príncipe de Asturias, pero hasta la fecha, como demostró Jovellanos, no ha sido hallada ninguna prueba que documente que este escudo llegó a tener en algún momento carácter oficial como emblema asturiano o del heredero.
Adicionalmente «no se admite ningún uso que vaya en menoscabo de su alta significación».
[3]El primer logo es una versión esquemática del escudo y fue diseñado en 1985 por el estudio Elias & Santamarina (Elías García y José Santamarina), a petición de Pedro de Silva.