De esta manera, el término bien se utiliza para nombrar cosas que son útiles a quienes las usan o poseen.Sin embargo, y en la práctica, los estudios económicos se han centrado en un aspecto particular de esa segunda categoría: los estatales (también llamados "bienes públicos", posiblemente debido a influencia del concepto legal dominio público[3] ).Así, por ejemplo Paul A. Samuelson[9] sugirió que la “comunalidad” o no del consumo es la determinante de la diferencia entre bienes privados y públicos, alegando que estos últimos son aquellos “bienes que todos gozan en común en el sentido que el consumo individual de tal bien no conduce a disminución del consumo de ese bien por ningún otro individuo” (esto llegó a llamarse “rivalidad”).[12] Una clasificación alternativa es propuesta por James M. Buchanan para quien los “Bienes públicos puros” son aquellos que no poseen excluibilidad.:[18] aquellos que satisfacen las necesidades a los usuarios libremente en el momento de uso, pero implican costos compartidos.Un deseo, por el contrario, es la motivación para comprar cualquier otro bien económico que no sea imprescindible para sobrevivir.La ropa es una necesidad en la medida que se la requiera para no estar desnudo (lo cual mantendría a la persona fuera de la sociedad), pero es un deseo si es consumida basándose en la moda o criterios similares.