Escándalo de sangre contaminada en el Reino Unido
El escándalo de sangre contaminada en el Reino Unido sucedió en los años 1980, cuando entre 4.000 y 27.000 personas con hemofilia se infectaron con hepatitis C y VIH por recibir productos de coagulación contaminados.[4] El Reino Unido entonces no podía satisfacer la demanda y por ello decidió importar factor VIII estadounidense.[5][6] En los Estados Unidos existe la compraventa de sangre, entonces no se excluía a dadores presos o drogadictos y solo bastaba un infectado para contaminar todo un lote del producto.[7] Ninguna entidad sanitaria, farmacéutica o gobierno británico ha admitido responsabilidad alguna en el escándalo.La hemofilia es un trastorno genético mayoritariamente hereditario que altera la capacidad del cuerpo para coagular, un proceso necesario para detener el sangrado .[11][12][13] Los productos fueron importados por Bio Products Laboratory (BPL) y en su mayoría los fabricantes fueron: Abbott (Profilate), Armour Pharmaceuticals (Factorate), Bayer, Immuno (Kryobulin), Laboratorios Cutter (Koate), Speywood (Humanate) y Travenol/Hyland: propiedad de Baxter International (Hemofil/Interhem).Esto se debió a que el país no había logrado ser autosuficiente en sus propios suministros.[18] La BPL,[19] que fabricaba productos sanguíneos en el Reino Unido, tenía continuos problemas por falta de financiación.[22] Los productos no fueron retirados y el Ministerio de Salud respondió que: «la sugerencia es prematura».[31] El difunto Lord Archer de Sandwell presidió una investigación independiente financiada con fondos privados iniciada en 2007.Lord Jenkin consideró que la destrucción de registros fue deliberada y se hizo "para trazar una línea bajo el desastre".[40] Los sucesivos gobiernos, tanto laboristas como conservadores, han sido criticados por su gestión del caso, sus limitados planes de apoyo y su negativa a realizar una investigación pública (hasta 2017).