A pesar de que no era ingeniero ni tampoco financiero, Lesseps confiaba en que la experiencia previa que había obtenido con la construcción del canal de Suez, le daría el prestigio suficiente como para poder convencer al gobierno francés y a medianos empresarios para invertir en la construcción del Canal de Panamá.
Estas tuvieron gran éxito en un principio: se vendieron 600 000 acciones a un precio promedio de 500 francos, formándose un amplio capital para financiar el proyecto; así los trabajos en Panamá empezaron en 1882.
Para aumentar las expectativas, Lesseps fue realmente optimista con respecto a la cantidad de dinero requerido para construir el canal.
Para colmo, Lesseps concibió la idea de ejecutar un canal sin esclusas, lo cual reducía los costos, pero después se descubrió que la diferencia de nivel entre los océanos Atlántico y Pacífico sería salvable solamente con grandes esclusas, que no estaban previstas en el plan original.
Algunos políticos (entre estos Clemenceau) permitieron que Lesseps lanzara al mercado una lotería para financiar la construcción del canal, y le dieron grandes préstamos con garantía del Estado, lo que comprometía a políticos franceses.