Ernesto Caballero Bellido

En esta ciudad colaboró con la instalación eléctrica, dirigió la fábrica de la luz, el laboratorio municipal, la estación meteorológica, etc.[2]​ En 1892 volvió a la micrografía, teniendo, debido a sus múltiples ocupaciones, una actividad irregular con los trabajos sobre diatomeas, iniciados a mediados de siglo.[2]​ Se jubiló en octubre de 1921 debido a una sordera que le impedía totalmente oír.Mantuvo relación con Baltasar Merino y Víctor López Seoane, quienes le facilitaron ejemplares, ocupándose de los aspectos técnicos (que no de la clasificación).Paralelamente colaboró con la élite de la ciencia en España del momento, trabajando para las más destacadas instituciones e impartiendo cursos de formación en sus técnicas.Asimismo, sus fotografías fueron utilizadas en la famosa obra Diatomología española en los comienzos del siglo XX, de Florentino Azpeitia.