El espacio se divide en dos naves paralelas, separadas por arcos muy rudimentarios y cubierta con bóveda de cañón.
En uno de los muros se encuentran conservadas pinturas del siglo XIV.
[2] Además, en el edificio se encuentran otras dependencias como cocinas y comedor.
El cerro en el que se sitúa la ermita y el Castell Vell fue declarado paraje natural municipal.
El entorno se encuentra cubierto por un pinar con un sotobosque mediterráneo formado por palmito, lentisco, romero, etc.