Su capilla, como la institución, estuvo originalmente bajo la advocación de santa Ana.
El resto de las dependencias hospitalarias, junto a su cementerio, el antiguo Fossar de Santa Ana,[7] hoy aparecen embebidas por las casas que circundan el pequeño oratorio.
Estas instituciones benéficas se encargaban de recoger y dar cobijo a pobres, desheredados, transeúntes, peregrinos y otros elementos marginados de la sociedad.
En la actualidad no hay culto y está en proceso de restauración.
Durante la guerra civil española (1936-1939), la ermita sufrió los efecto de la revolución, pues el retablo que poseía fue «destruido e incendiado», sufriendo también «desperfectos» en su fábrica.