Su ubicación está bien señalizada y dista a pie diez minutos de la localidad.
[1] Junto con la de san Juan y san Pablo de Tella (Sobrarbe), consagrada en 1019, se considera un testimonio del románico aragonés autóctono, anterior a la llegada de los maestros lombardos que implantaron un nuevo estilo arquitectónico.
[2] Estas primitivas iglesias se caracterizan por su pequeña dimensión, el ábside ultrasemicircular que estaría relacionado con la arquitectura visigótica y la falta de ornamentación.
Únicamente dispone de dos vanos: una estrecha ventana en el ábside con derrame interior y otra semejante en el muro oeste; la puerta estuvo originalmente en el muro sur, como se advierte en el interior de la nave, y se cerró para abrir la actual, situada en el oeste; aquí destacan las jambas de una sola pieza.
[5] En este sentido, cabe recordar que en el valle de Isábena se encuentra la aldea de San Aventín, cuya iglesia es románica.