Es muy similar a la espironolactona, aunque puede ser más específica por el receptor mineralocorticoide, por lo que se produce en el mercado específicamente para la reducción de riesgos cardiovasculares en pacientes que hayan tenido un infarto agudo de miocardio.
Su uso está también contraindicado por el fabricante en combinación con ketoconazol, itraconazol u otros diuréticos ahorradores de potasio.
Los efectos secundarios más frecuentemente asociados al uso de la epleronona son la hiperpotasemia, hipotensión, mareos, función renal alterada e incremento en la concentración plasmática de creatinina.
[1] La epleronona se metaboliza principalmente por el citocromo P450, enzima CYP3A4, por lo que existe el riesgo de interacciones adversas con otras drogas que inducen o inhiben a esta enzima.
Específicamente, el uso concomitante de eritromicina, saquinavir, y verapamil debe proceder con cautela.