Enrique ingresó en el seminario diocesano, donde estuvo dos años como alumno externo.
Inmediatamente fueron detenidos y bajados por la fuerza al cuartel de Capuchinos donde permanecieron 24 horas.
Allí rezaban el rosario, hacían meditación y lectura espiritual.
Tenían dos o tres breviarios que se pasaban unos a otros para rezar el oficio.
[2] El miliciano no hizo caso, sino que dio a Vidaurreta un empujón y lo metió en el grupo de los señalados para morir.
[2] Según testimonios de los presentes, poco después se oyeron descargas y a la mañana siguiente los mismos oficiales de prisiones confirmaron que los habían ido matando por el camino hasta el cementerio de San Rafael y que todo el camino estaba sembrado de cadáveres.
Se realizó su proceso diocesano en Málaga de 1964 a 1967 juntamente con cuatro agustinos y el diácono Juan Duarte.