Enrique Solari Swayne

Ricardo González Vigil, poeta, crítico y escritor peruano, sostiene: “Su contribución principal, la teatral se vincula tanto con la temática regionalista como con el realismo social, en su caso portador de una ideología ajena al marxismo, caracterizada por la afirmación nacionalista y mestiza y la creencia en el progreso forjado por la voluntad del hombre triunfante sobre la naturaleza (postura frecuente en el realismo regionalista) Su realismo social le permite trascender todo localismo y forjar símbolos de la universal lucha del ser humano en pos de un futuro mejor.

Su técnica teatral pertenece al siglo XIX, sin las innovaciones del teatro contemporáneo”.

La razón del éxito de esta obra residió tanto en sus méritos propiamente teatrales como en el tema que aborda y sobre todo en el vigoroso aliento universal que exhalan sus personajes y situaciones.

Su grandeza, radica en su simplicidad, plasmada en un personaje paradigmático y en un mensaje fácilmente captable por los espectadores.

La tenacidad de su protagonista, el ingeniero Echecopar, representa la lucha simbólica del hombre que no puede ser vencido por los elementos, pues éste al dominar la naturaleza, origina el progreso social, configurando así esta obra un “himno al progreso” donde los túneles representan la realidad dura del Perú, fría, oscura y silenciosa.

Roberto Ángeles, dramaturgo, director y maestro de teatro peruano dice “Enfrentar estas condiciones es hacer el Perú.

Hay que enfrentar los elementos.” El personaje del ingeniero Echecopar se gana la simpatía por su labor, que además de ser material, contiene tintes de devoción religiosa, “trabaja para el progreso y para ganar dinero.

"(...)A sesenta años vista de su estreno, Rómulo Assereto propone una relectura del texto original, y lo adapta al Perú del siglo XXI, al que considera distinto, con otra conciencia.

Dichos cambios fueron: Enrique Solari Swayne explica en la dedicatoria de su drama los motivos que le movieron a escribirlo.

En forma especial la dedico a todos aquellos que están empeñados en la habilitación de nuestro suelo como morada del hombre.

Obtuvo numerosas distinciones por parte de la prensa escrita (Diario El Comercio, Diario Expreso, Diario La Crónica y Diario La Prensa) Luis Álvarez (Pancho García); Saby Kamalich (Fidela, su mujer); Ricardo Blume (su hijo Alberto García); Hernán Romero (su hijo Manuel García); Jorge Montoro (Huamán Chumpitaz, colono); Carlos Tuccio (Fortunato Lama, colono); Américo Valdez (Pablo Chacaltana, arriero); Pablo Fernández (Don Braulio, el rico de la región); Ana María Paz (Muchacha); Aldo Brero y Carlos Johnson (Peones).

Ana María Portugal escribió en el Diario Correo: “El Justiciero Ayax, todo un homenaje a la justicia es la obra de Solari, empecinado en esta obsesión que le quema y le hace lanzar, unas veces, gritos desesperados; otras, cantos esperanzados… La capacidad lírica de Solari permite que sus personajes y las situaciones que les toca afrontar, se desenvuelvan dentro de una atmósfera de poesía y de sutileza argumental, muy propias del autor” Pablo Fernández (Relator); Carlos Tuccio (Ayax); Hernán Romero (Ulises); Saby Kamalich (Tec - mesa); los muchachos: Eddie Blume, Aldo Zignago, Eduardo Casaverde, Miguel Ángel Flores, Jaime Gjurinovic, Jorge Pollard y Enrique Suito; las muchachas: María Isabel Chiri, Ana María Paz, Marta Chirinos y Esperanza Pancorvo; los hombres: Jorge Guerrero y César Hugo Guerra; las doncellas: Delba Robles y Carmen Gutiérrez.

[4]​ En el año 2009, el Centro Cultural Ccori Wasi de la Universidad Ricardo Palma rindió un homenaje a Enrique Solari Swayne con la publicación del libro “Obras incompletas”, recopilación de Manuel Solari Morgán, nieto del autor.

Así también, los hijos de Enrique Solari Swayne cuentan que antes de su fallecimiento, el dramaturgo excavó una zanja en su propio jardín y les pidió que al morir le enterrasen ahí.