Nombrado administrador del seminario diocesano de Gerona,[1] desarrolló un amplio trabajo pastoral en la diócesis, formó a alumnos del seminario menor y se dedicó al cuidado espiritual de los sacerdotes.
[1] Llegó al Perú en 1957, junto con otros cuatro sacerdotes españoles: eran los primeros que iban a misionar en la nueva prelatura de Yauyos, recién creada y encomendada por la Santa Sede al Opus Dei.
[2] Como primer prelado fue nombrado Monseñor Ignacio María de Orbegozo, médico y sacerdote vasco, que buscó sacerdotes que pudieran acompañarle en la pastoral de aquella difícil región andina.
La eficacia de su labor pastoral se puede intuir incluso en el hecho de que, a su llegada había unos 10.400 católicos por sacerdote, cifra que desde los años noventa se ha reducido a unos 5.400.
Fundó hogares para estudiantes –de chicos y de chicas–, postas médicas, etc.