Empresarios desaparecidos durante el Proceso de Reorganización Nacional

Las desapariciones de estos empresarios se debieron a que eran un obstáculo a saltar para los negocios del Gobierno de facto y sus socios, muchos porque tenían la suficiente ética y moral como para no vincularse a personas que habían violado todo tipo de leyes, y otros porque no respetaban los códigos del hampa.[1]​[2]​[3]​[1]​ Rafael Perrotta era dueño de El Cronista Comercial e informante del ERP.[6]​ Se trata de un proceso complicado porque abundan responsables fantasmas, personas inexistentes y documentación falsa.Al reactivar el caso, el juez puso en difícil situación a dos hijos del exalmirante Eduardo Massera, les anticipó que si se comprobaba que incurrieron en delitos, serían pasibles de un proceso penal y civil.Todos estaban vinculados por negocios de la compañía Cerro Largo S.A., a la que pertenecían.Mientras Invierno y su asistente Radice comienzan las "investigaciones" infructuosas, es el propio capitán Invierno quien comienza una telaraña de enajenación de bienes de Fernando Branca en Argentina y Estados Unidos, mediante las oportunas y necesarias firmas del propio Fernando Branca (que ya estaba desaparecido).Todo ese patrimonio se esfumó junto con el paradero del empresario.Tras esto, Quijano desistió en saber nada más con ese caso y ningún abogado en Buenos Aires quiso patrocinar a Blaquier.[9]​ Hoy su nombre está grabado en la piedra del Parque de la Memoria mirando al río que seguramente fue su tumba Hacia el fin de la dictadura el Ejército fogoneó su proceso [12]​ Massera intercedió ante el contralmirante contador Andrés Covas, puesto por él en la presidencia del Banco Central, para que autorizara una transferencia internacional por 1.6 millones de dólares estadounidenses, y así comprar los campos de Fernando Branca.