390 quedó separada en dos provincias distintas: Emilia, por un lado, y Liguria, por otro.
[5] Eran dirigidas por un gobernador cuyas funciones abarcaban todos los ámbitos excepto el militar: mantenían la ley y el orden, ejecutaban las órdenes de los ámbitos administrativos superiores, administraban la justicia en primera instancia, recaudaban los impuestos y otros ingresos imperiales o del emperador y estaban al cargo del servicio postal así como del mantenimiento de los edificios públicos.
[6] Poco después del año 354 se separó de ella el área circundante a Rávena que fue añadida a la provincia Flaminia y Piceno.
[3] Al no ser una provincia fronteriza, se vio libre de ataques y pillajes por parte de los pueblos bárbaros hasta el año 401 cuando Alarico invadió Italia por primera vez.
Sus principales ciudades eran: Mediolanum, la capital provincial, Eporedia, Novaria, Augusta Taurinorum, Vercellae, Ticinum, Bergomun, Placentia, Mutina, Parma y Bononia Dentro de la red viaria que discurría por la provincia destacaban la Vía Emilia que iba desde la costa adriática hasta el valle del Po, la que se adentraba en los Alpes para cruzarlos por el paso del Gran San Bernardo y la que comunicaba Placentia con Augusta Taurinorum discurriendo junto a la orilla norte del Po.