Emilia Bassano

Fue la primera mujer de finales del Renacimiento inglés cuya obra se publicó.

De su unión nació Odillia, muerta a los nueve meses, y Henry.

Entre 1535 y 1540 Enrique VIII mejoró el equipo musical estable de la corte encargando a Edmond Harvel, su agente en Venecia, que contratara para él a los hermanos Bassano, cuyos servicios había tenido ocasión de apreciar.

Los Bassano para abandonar Venecia tuvieron que obtener la autorización del Dogo y perder su empleo en la corte.

En aquella época todavía era muy poco habitual que una inglesa publicara, sobre todo para intentar ganarse la vida.

Emilia Bassano fue la cuarta mujer de las islas británicas que publicaba poesía.

También hay un prefacio en prosa dirigido al lector, que contiene una reivindicación de las "mujeres virtuosas" frente a sus detractores.

Sus opiniones se han interpretado como "independientes de la tradición eclesiástica" y heréticas.

Repite los aspectos antisemitas de los relatos evangélicos: actitudes hostiles hacia los judíos por no impedir la Crucifixión; tales opiniones eran la norma para su época.No hay consenso entre los eruditos sobre la motivación religiosa del poema del título.

Se trata del primer poema publicado en inglés sobre una casa de campo (el más conocido "A Penshurst" de Ben Jonson puede haber sido escrito antes, pero se publicó por primera vez en 1616).Emilia Bassano se inspiró en una estancia en Cookham Dean, donde Margaret Clifford, condesa de Cumberland, vivía con su hija Lady Anne Clifford, para quien Lanier fue contratado como tutor y compañero.

[17]​ El análisis de las fuentes muestra que Emilia Bassano se inspira en obras que menciona haber leído, como Edmund Spenser, Ovidio, Petrarca, Chaucer, Boccaccio, Agrippa, así como protofeministas como Verónica Franco y Christine de Pizan.

Aparece en el libro de David Lasocki y Roger Prior The Bassanos: Venetian Musicians and Instrument makers in England 1531-1665 (1995) y en el de Stephanie Hopkins Hughes.

La teoría de que Emilia Bassano era la Dama Oscura es puesta en duda por otros estudiosos como Susanne Woods (1999).