Embalse de San Clemente

Según WWF, se trata de una gran presa que embalsa muy poca agua por problemas geológicos.

La media de agua embalsada durante los últimos 8 años es de 11 hm³, es decir, menos del 10% de su capacidad a pesar de que los embalses cercanos sí han mantenido volúmenes razonables durante este período (embalse del Negratín: 66%; El Portillo: 77% y en los últimos 4 años no ha bajado del 84%).

La presa provoca los clásicos impactos de un obstáculo transversal: altera el régimen térmico y de caudales aguas abajo, crea un ambiente de aguas lentas (el embalse) en el que proliferan las especies introducidas en competencia con los ciprínidos autóctonos y supone una barrera para el paso en ambas direcciones de la fauna piscícola.

Por otro lado, aguas abajo del embalse existía hasta 1996 una población de cangrejo de río autóctono (Austropotamobius italicus o pallipes) un artrópodo actualmente en regresión y muy amenazado (incluido en los anexos II y V de la Directiva 92/43/ CEE, en el anexo II de la Directiva 97/62/CEE y en el anexo II del R.D.

La regresión del cangrejo de río en nuestro país se debe principalmente a varias enfermedades, como la afanomicosis o la saprolegniasis.

El embalse de San Clemente desde el camino del nacimiento del Guardal.