Emanuele Severino

Los libros publicados en aquellos años entraron en conflicto con la doctrina oficial de la Iglesia, suscitando vivas discusiones internas en la Universidad Católica, y en la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Para Severino, todas las filosofías constituidas precedentemente están caracterizadas por un error de fondo: la fe en el sentido griego del devenir.

Ateniéndose al pensamiento de Parménides, Severino reflexiona sobre la oposición absoluta entre ser y no-ser.

Podría pensarse, a primera vista, que acontece como los fotogramas de una película.

Ellos se siguen unos a otros hasta formar el desarrollo completo del film.

En su libro El parricidio fallido, hay un Apéndice titulado Einstein y Parménides.

Ello se debe a que la considera como una manifestación más del nihilismo (locura) de occidente.

Esto es: como un sutil mantenimiento aun de la creencia en que existe el devenir.

Esto significa que cuando un ente sale del círculo no deviene nada, sino que se sustrae simplemente a la vista: así pues, las cosas existen aunque cuando desaparecen no se vean («ver sin ver», dice Donato Sperduto en una tragicomedia sobre el pensamiento severiniano, con prefacio del mismo Severino, Schena editore 2007).

El ser como fundamento de una estructura eterna y no sujeta a ningún cambio.

Según la lógica severiniana, todo aquello que aparece, es de manera necesaria en el progresivo manifestarse de los eternos que no sigue, pues, un orden casual.

A la luz del Destino de la verdad, todo ente, incluso el más insignificante, adquiere un significado inaudito.