Fue una importante representante del bel canto, con papeles como Rosina en El Barbero de Sevilla, La sonámbula, La hija del regimiento y Lucía de Lammermoor.
Como maestra, tuvo un importante papel en el renacimiento del bel canto después de la Segunda Guerra Mundial.
[2] Se inició una brillante carrera que le llevó por los principales teatros de Italia, Europa y América.
[3] En 1949 pasó a Ankara, y en 1959 se estableció definitivamente en Milán.
[4]También en Valderrobres, su localidad natal, tiene una calle homónima y un museo dedicado a su figura.