Levanta la Sagrada Hostia ligeramente por encima de la patena y exclama: Τὰ ἅγια τοῖς ἁγίοις, es decir, Las cosas santas (consagradas) (el Cuerpo y la Sangre de Cristo) para el pueblo santo (consagrado).
Ecce qui tollit peccata mundi (He aquí el Cordero de Dios.
[6] La elevación por encima del nivel de la cabeza del sacerdote es necesaria para que éste, sin volverse, muestre el elemento consagrado al pueblo, cuando éste se encuentra detrás de él.
[3][4] Al principio, la única elevación en este punto era la de la Hostia, sin ninguna del Cáliz.
[4][9] Las genuflexiones para acompañar las elevaciones aparecieron aún más tarde y se convirtieron en parte oficial del rito sólo con el Misal Romano del Papa Pío V de 1570.
[10] El propósito de mostrar la Hostia al pueblo es que puedan adorarla.